Segunda temporada
Hola, pedalistas.
Después de un receso forzado, estamos listos para volver a la ruta. Nos detuvimos sobre la orilla por dos razones. Una menor: Rubio, mi compañero de aventuras, los ojos detrás de las fotografías y los videos que queremos ofrecerles siempre, se fue unas semanas a Europa para cubrir el Giro de Italia. Y otra mayor: me enfermé, me recuperé y volví a caer en dos ocasiones más. Se me juntaron tres convalescencias y dejé de viajar. El ritmo sobre la bici cayó de forma drástica y perdí la forma física y mental que tanto cuesta conseguir. Como consecuencia, les soy franco, me deprimí: un letargo espeso que me costó disimular. El cuerpo débil, adolorido e inútil me desanimaba. No quería hacer nada; y lo poco que hacía, salía sin ganas. De modo que decidí parar.
Pero ahora estamos de vuelta, y con buenas noticias: ya son más de mil suscriptores los que reciben estos despachos directo en sus bandejas. Muchas personas se han sumado, atraídas por los relatos que llevamos hasta este momento. Para todos ustedes estamos preparando nuevos viajes a la Amazonía, a Antioquia y a otros lugares de Colombia. Además surgió la idea de una posible pedaleada internacional, pero esa será una sorpresa para fin de año.
Esta segunda temporada incluye otros cinco viajes, hasta completar el compromiso de diez historias. En diciembre les haré una invitación clave, y veremos qué deciden ustedes, la audiencia principal de este proyecto andariego. En las próximas semanas iremos al sur del país, muy cerca de Brasil y Perú, para contar la historia de un proyecto desmesurado que naufragó entre la selva. Visitaremos a indígenas y colonos para mostrar distintas formas de vida en torno a una promesa de infraestructura inconclusa: nuestro propio Fitzcarraldo.
No diré más, por ahora.
Si tienen ideas sobre destinos, son siempre bienvenidas. Mientras tanto les dejo como regalo algunas imágenes que trajo Rubio de su periplo italiano.
Seguimos en la ruta.