Buenas nuevas

Hola, pedalistas.

¡Feliz Año Nuevo!

Me reporto después de un receso para confirmarles que vienen nuevas historias viajeras desde diversas rutas de Colombia. Y también para compartir con ustedes una buena noticia: este boletín ha recibido una beca de la Open Society Foundations que garantiza al menos diez piezas durante el primer semestre de 2022.

El buen periodismo de inmersión es costoso, porque implica desplazamientos, mucho tiempo disponible y el aporte de otros profesionales: fotógrafos, ilustradores, documentalistas, editores de audio y video. El tipo de colaboración que ofreceré detrás de cada contenido.

Por fortuna empezamos el nuevo año con combustible suficiente, con proyectos ambiciosos y llenos de planes. La ruta, ancha y prometedora, nos espera justo después de esa próxima curva.

El lado B

Durante el descanso de Navidad he reflexionado mucho sobre mi oficio y mi aporte con esta apuesta personal. Pienso que Colombia, en contra del pesimismo de algunos lectores, sigue cubierta por periodistas comprometidos que la están contando a través de medios jóvenes, pero serios y profesionales. Sin embargo, veo también grietas con historias a ras de suelo que siguen fuera del radar. Me refiero a lugares, a personajes y fenómenos que no suelen ser noticia; pero son relevantes para comprender nuestro entorno y nuestra época.

Este país está cambiando. Hay varios síntomas de esa transformación —generacional, social, cultural— y considero necesario abordarlos de cerca sobre el terreno. Por eso he elegido la bicicleta: para alcanzar ciertos eventos de manera directa, cuerpo a cuerpo. Para vivirlos y mostrarlos a través de este medio más cercano, íntimo y personal.

Hablo de modos de vida que definen cada día la cotidianidad y el destino de millones de colombianos silenciados. Gente que vive de un modo muy distinto y apenas nos enteramos. Hablo de migraciones forzadas y de supervivencias difíciles, pero también de cambios positivos en la forma como muchos se ganan el pan. Hablo de lugares donde antes crepitaba la guerra y ahora, tímidamente, progresa cierta forma de paz.

Por ejemplo, estuve en la Alta Guajira y vi a niños y ancianos tostados por años de sol, que persisten en esa tierra árida como lo hicieron sus ancestros durante los últimos siglos: un millón de hectáreas casi vacías, pero aún pobladas por esa etnia resistente. Las noticias de sequía, desnutrición y algunas tradiciones pintorescas reducen esta cultura indígena, la más numerosa de Colombia, y limitan nuestro conocimiento sobre ella. Contar la Alta Guajira, con la tensión que ahora se vive entre el turismo caro y la pobreza local, está en mi lista de propósitos.

Recorrer ese y otros lugares como Antioquia, Caldas, Quindío, Cauca y Chocó será uno de mis principales objetivos profesionales este año. Estoy trabajando en una lista de temas; hago contactos, hablo con investigadores y con habitantes de varias regiones; diseño rutas pedaleables, calculo tiempos y gastos, mientras preparo desembarcos seguros para volver con la mochila llena de material inédito.

Por último un asunto clave: para concretar mis recorridos he comprado una nueva bici de gravel, resistente y versátil, perfecta para los viajes que vienen. Se llama “La Gorda” y está en la imagen de apertura. En adelante la verán muchas veces como coprotagonista de esta aventura excitante.

Bienvenidas sus ideas. Y gracias por la sintonía.

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Sinar Alvarado @sinaralvarado

Colombia en dos ruedas.

Bienvenido, esta es tu casa. Pero te advierto que no se trata de un hogar convencional. Aquí vivimos "en constante preparación de fuga", como Papillón. Sobre la bicicleta, el vehículo más colombiano, viajamos por el país para descubrir historias relevantes y compartirlas por esta vía. Solo por esta vía. Aquí encontrarás textos, fotografías, audios narrativos y videos cortos. Relatos variados, porque así es nuestro interés. Estamos enfermos de curiosidad, y allá afuera hay todavía mucho por descubrir.

Si te gusta lo que ves, comparte. Y agárrate, que vamos sin frenos.

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